En concreto, esta vez se apelaría a la fórmula de ‘despido procedente’ alegando baja productividad de los despedidos. Las salidas se producirían principalmente en la televisión. Intereconomía ya ha realizado dos EREs, el último en abril con 87 salidas. Un año antes ya se habían despedido a otras 200 empleados. Lo sorprendente es que a muchos de ellos todavía no se le pagan completamente las indemnizaciones prometidas.
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Intereconomía vuelva a la carga y esta vez quiere inaugurar el curso con un mínimo de treinta despidos. Lo sorprendente es que quiere justificar estas salidas en la ‘baja productividad’ de una cadena de cada vez emite más teletienda y en donde los programas cada vez cuentan con menos recursos.
La mayoría de la plantilla acumula cinco pagas sin cobrar e incluso nueve meses en algunas situaciones. En este entendido y considerando que los despedidos de EREs anteriores tampoco han cobrado todas las indemnizaciones, suena a chiste que se quiera hacer un nuevo recorte de plantilla.
Pero así es Julio Ariza y su equipo. Un gestor que prepara una compra de la compañía para extinguir Intereconomía Corporación y sus deudas y seguir funcionando con la tele, y que a la vez quiere seguir recortando una plantilla que no paga.
Y lo que es más sorprendente es que, según los trabajadores, se sigue contratando gente: administración, directivos, técnicos, etc. Y con un goteo de pagas, aunque siempre sin reconocer las deudas pendientes.
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