miércoles, 7 de enero de 2015

La primera mujer española matriculada en un instituto, en el IES La Rábida



Huelva, 07.01.15.- “En un instituto de Huelva está el origen de la mujer española moderna, la que accedió a la formación, pero los primeros pasos de esa mujer, Antonia Arrobas y Pérez, los dio en Extremadura, concretamente en Talavera la Real (Badajoz), población donde nació un 17 de enero de 1858”. Así comienza el diario HOY el reportaje que, titulado ‘La primera mujer que quiso ir al instituto’, recuerda que el centro de enseñanza secundaria La Rábida de Huelva “exhibe con orgullo que allí se examinó la primera mujer de España que accedió a la enseñanza secundaria”.

Es más, dicho instituto “guarda incluso el examen de ingreso de las asignaturas de Latín y Castellano, realizados un 13 de junio de 1871, con 13 años de edad, además de las numerosas solicitudes que realizó para conseguir el derecho a estudiar”.

El resto de la información sigue así:

Para contextualizar su gesta habría que recordar que en aquella época reinaba en España Amadeo de Saboya, acababa de tener lugar la revolución del 68 promovida por demócratas y progresistas, y ganaba terreno la burguesía, que empezó a restar poder a estamentos privilegiados como la nobleza y el clero, tal y como recuerda el blog dedicado a la educación que lleva el nombre de la extremeña.

En mitad de esta tendencia, esta pionera de origen pacense contribuyó a romper siglos y siglos de una tradición que reservaba los estudios académicos exclusivamente al sexo masculino. Pablo Sánchez Arrobas, médico en Montijo (Badajoz), se enteró por casualidad de esta noticia. «Tengo familia en Huelva y les llegó de oídas este asunto debido a que coincidían los apellidos. No estamos cien por cien seguros, pero creo que el padre de la mujer era primo hermano de mi bisabuelo Agustín Arrobas Núñez, que eran de Talavera la Real. Por qué llegó hasta Huelva no lo sabemos, pero no deja de ser un motivo de orgullo. Lo he hecho saber a las autoridades educativas extremeñas, pero lo han ignorado», dice.

El instituto de esta capital andaluza, por donde han pasado ilustres alumnos como Juan Ramón Jiménez o el torero Ignacio Sánchez Mejías, dedicó un monográfico a la extremeña en 2008. Para ello contaron con la colaboración de la madre de este familiar lejano, la profesora Mari Nieves Arrobas Vila, quien les consiguió la partida bautismal de Antonia Arrobas que guardaba la Parroquia de Nuestra Señora de Gracia de Talavera la Real.

Lo cuenta el profesor de Filosofía del instituto La Rábida, Juan Antonio González Márquez, que en la revista de 2010 ‘Talavera la Real. Ferias y Fiestas’ describió además todos los trámites que salvó la extremeña. También relaciona este hito en la educación española con las tesis defendidas por el krausismo, para concluir que «Antonia Arrobas crearía jurisprudencia, pues se acude a su ejemplo cuando desde otras provincias se solicita acceder de forma oficial a la Segunda Enseñanza como es el caso de las mujeres que siguieron la misma senda: María Maseras y Rivera (1871), Clara Costea y Franco (1872) y Elena Rodríguez Castiñeira (1873)».

De Antonia Arrobas se ha escrito más desde Andalucía que desde Extremadura. La edición onubense del diario 20 Minutos también ha difundido su figura ayudando a interpretar el contexto histórico: «En aquel tiempo en el terreno educativo la norma vigente utilizaba el término alumno para referirse a todo proceso de matriculación, entendiendo así los legisladores que esto excluía a las mujeres. Es por ello que la demanda de Arrobas tuvo que ser derivada al rector de la Universidad de Sevilla y al director general de Instrucción Pública, que al final concedieron el permiso», según el testimonio recabado de la catedrática de Historia de la Educación de la Universidad de Sevilla, Consuelo Flecha, quien trazó el perfil de Antonia Arrobas como hija de carpintero y ama de casa que quiso dar el salto del ámbito doméstico al profesional gracias a la formación. Sobre la extremeña, la catedrática cree que habría que seguir investigando sobre ella pues poco se conoce sobre lo que hizo después.

Como reconocimiento a aquel atrevimiento, en el centro onubense se ha descubierto un azulejo dedicado a ella. En él se puede leer: «La educación, poderoso elemento de felicidad que no se debería negar a nadie».

(Texto y foto: www.hoy.es)

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