Es muy probable que a quien menos le importen las protestas contra la visita del Papa sea al propio Benedicto XVI, que desde la certeza de su fe está curado de espantos y bastante acostumbrado, comienza escribiendo Ignacio Camacho en su artículo de hoy.
Pero al margen de ello, llama la atención el rosario de críticas y quejas que suscita esta visita entre quienes, en muchos casos, festejan plenamente la Semana Santa o la Navidad. Y no digamos romerías y otras fiestas de guardar. Es decir, celebran como Dios manda aquellas máximas expresiones de una religión a cuyo líder detestan.
Llama la atención, sobre todo, que dejados llevar por la corriente de la modernidad anti-Papa estupendos devotos de cualquier imagen religiosa o insignes hermanos de tal o cual hermandad se apunten también al carro de criticar la venida de Benedicto XVI. En algún caso, con argumentos de poco peso.
En alguna tertulia de la radio, alguien aseguró que la Iglesia está ausente de los grandes problemas de África, y que el Papa nunca visitó Somalia. Nadie le corrigió y le recordó que dicha institución tiene más de 100.000 miembros activos en ese continente, entre monjas, misioneros y cooperantes, que curan, enseñan, protegen y consuelan.
Al margen de las creencias religiosas, que pertenecen a la esfera privada de cada uno, creo que en todo esto hay mucha hipocresía y poca modernidad. Algo positivo tendrá la celebración de la JMJ en Madrid y la presencia del Papa, ¿no?.
Pero al margen de ello, llama la atención el rosario de críticas y quejas que suscita esta visita entre quienes, en muchos casos, festejan plenamente la Semana Santa o la Navidad. Y no digamos romerías y otras fiestas de guardar. Es decir, celebran como Dios manda aquellas máximas expresiones de una religión a cuyo líder detestan.
Llama la atención, sobre todo, que dejados llevar por la corriente de la modernidad anti-Papa estupendos devotos de cualquier imagen religiosa o insignes hermanos de tal o cual hermandad se apunten también al carro de criticar la venida de Benedicto XVI. En algún caso, con argumentos de poco peso.
En alguna tertulia de la radio, alguien aseguró que la Iglesia está ausente de los grandes problemas de África, y que el Papa nunca visitó Somalia. Nadie le corrigió y le recordó que dicha institución tiene más de 100.000 miembros activos en ese continente, entre monjas, misioneros y cooperantes, que curan, enseñan, protegen y consuelan.
Al margen de las creencias religiosas, que pertenecen a la esfera privada de cada uno, creo que en todo esto hay mucha hipocresía y poca modernidad. Algo positivo tendrá la celebración de la JMJ en Madrid y la presencia del Papa, ¿no?.
3 comentarios:
No
muy acertado el artículo sí señor, ya está bien de tanto borreguismo progre, seguro que la visita del papa deja beneficio a los hosteleros de madrid y alrededores
Soy creyente, aunque no practicante, y creo que el Papa tiene el mismo derecho a venir a España como cualquier otro alto mandatario, cuya visita seguro que también nos cuesta dinero. Creo que la celebración de la JMJ en España es positiva, aunque que conste que me da igual que venga o no el Papa.
Publicar un comentario