domingo, 18 de enero de 2015

Pablo Sycet inaugura este lunes su 'Geografía del amor doliente' en la Casa Colón



Huelva, 18.01.15.- La Concejalía de Culltura del Ayuntamiento de Huelva presenta la exposición 'Geografía del amor doliente', que recoge una selección de pinturas recientes de Pablo Sycet [Gibraleón/Huelva, 1953] en torno al martirio de San Sebastián y al cuerpo como territorio simbólico.

Para hilvanar su relación con la vida y leyenda de este mártir cristiano, el pintor se zambulle en sus recuerdos cuando afirma: “Aunque la fascinación por un personaje como San Sebastián viene desde mi adolescencia por la variada iconografía sobre su martirio que fue apareciendo ante los ojos ávidos de aquel antiguo muchacho, no recuerdo haber tenido la tentación de abordar este tema hasta hace un par de años cuando se aunaron el azar y la necesidad: la invitación para participar en una colectiva sobre el tema y la presentación en el Museo del Prado de una selección de los tesoros del Hermitage que incluía el San Sebastián de Tiziano coincidieron en el tiempo como un milagroso desafío”.


Así, Pablo Sycet trabajó de forma compulsiva en esta serie de pinturas –en que reflexiona sobre el acto de crear– dejando abierta la puerta al azar e incorporando fotos de prensa recortadas y guardadas durante años, y algún que otro objet trouvé que llevaba tiempo por los rincones de su estudio esperando la oportunidad de encontrar su lugar en estas obras, “desde un corazón de hojalata de artesanía popular mexicana comprado en el mercadillo de La Ciudadela durante un viaje al DF, hasta un haz de flechas con su correspondiente arco que el fotógrafo Jaime Gorospe me trajo de uno de sus viajes”.

Del mismo modo que en su anterior propuesta –Variaciones sobre temas mexicanos, 2012– formulaba un diálogo entre fotografía y pintura basado en relaciones analógicas, en esta ocasión Pablo Sycet establece un juego metafórico cargado de otras intenciones que van más allá de lo formal, y que basculan entre lo social y lo político: a partir de la figura del mártir –que funciona como leitmotiv en esta suerte de travesía emocional– el pintor interrelaciona elementos para conseguir que esos maridajes o contraposiciones alteren en el tiempo su lectura original y su significación a través de “viajes interiores y exteriores (..) que sólo conducen a un mismo lugar: la melancolía”, según apunta el ensayista Julio Pérez Manzanares en el texto del catálogo que se ha editado con motivo de esta exposición, y que se completa con una recreación literaria de Eduardo Mendicutti sobre esta geografía del amor doliente.

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