Huelva, 12.08.18.- La visita que este fin de semana ha realizado a Doñana la canciller alemana Angela Merkel, invitada por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha traído a la mente de muchos las que que antaño llevaron a cabo a la preciada reserva sus antecesores, Helmut Kohl y Felipe González, respectivamente.
Kohl y González llegaron a fraguar una amistad que, dicen algunos, iba incluso más allá del tema político para consolidarse en el aspecto personal.
Lo cierto es que Sánchez, deseoso de elevar su peso político en la esfera internacional, se está empleando a fondo este fin de semana para ganarse la amistad y la complicidad política de la que algunos llaman la presidenta de Europa. ¿Lo conseguirá? El tiempo lo dirá.
De momento, la cumbre informal que ambos protagonizan está resultando intensa desde que se iniciase ayer con la llegada de Sánchez al Palacio de los Guzmanes de Sanlúcar de Barrameda, donde fue recibido por cerca de un centenar de medios de comunicación, el lógico dispositivo de seguridad y una decena de mujeres con un cartel que reclamaba derechos para tener una vivienda digna. A su lado, una veintena de representantes de Jusapol reclamando la equiparación salarial.
Por cierto, y pese a la relevancia de ambos visitantes, ni la presidenta de la Junta ni el alcalde de Sanlúcar de Barrameda acudieron a darles la bienvenida, lo que no pasó desapercibido para algunos periodistas.
Precisamente, los medios acreditados para cubrir la primera parte de la ‘cumbre’ bilateral tuvieron que conformarse con realizar solo dos preguntas por país en la rueda de prensa. Los medios consensuaron los temas y uno de ellos fue, lógicamente, el conflicto que provoca la oleada de migrantes que llega a las costas andaluzas.
“Y luego se quejaban del que comparecía a través de un plasma” se quejaba un plumilla en voz baja en referencia a la polémica que suscitó la comparecencia del anterior presidente del Gobierno, Mariano Rajoy.
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