Por primera vez en España, una Administración pública ha obligado a un hospital a cumplir con la llamada Ley de Muerte Digna.
Se trata de la Consejería de Salud de la Junta, que ha instado al hospital Blanca Paloma de Huelva, concertado, a retirar una sonda nasogástrica a una paciente del centro, Ramona Estévez, ingresada por un infarto cerebral al parecer irreversible. Lo adelanta hoy El País y de la noticia se han hecho eco después medios de todo el mundo.
Esta ley, pionera en Andalucía, no tiene carácter estatal, ya que solo puede aplicarse en las comunidades de Aragón y Navarra, que siguieron los pasos de la andaluza.
No obstante, el Gobierno central ya dio luz verde a una propuesta de ley similar, que envió al Parlamento para su tramitación, aunque no se prevé que entre en funcionamiento en esta legislatura debido a la cercanía de las próximas elecciones generales, adelantadas al 20 de noviembre.
Según cuenta dicho periódico, fue el hijo de la paciente, José Ramón Páez, quien solicitó al centro la retirada de la sonda que le pusieron el 4 de agosto al entender que con ella "la habían convertido en una máquina".
Esta situación vulneraba la voluntad que la paciente había transmitido para los últimos días de su vida por lo que su hijo decidió, con ayuda de la Asociación Derecho a Morir Dignamente (DMD), interponer una queja ante la Consejería de Salud y el propio centro hospitalario; queja a la que la Junta respondió obligando al centro a retirarle la sonda.
Estévez ingresó el 26 de julio tras sufrir el infarto en el hospital público Juan Ramón Jiménez de Huelva donde los médicos, tras realizar un TAC, declinaron sondarla para "no martirizarla" porque "no sentía nada", si bien fue al ser trasladada al Blanca Paloma cuando los médicos optaron por la sonda como medida necesaria para alimentarla indicando a la familia que lo contrario estaba castigado con el Código Penal, por lo que esta accedió
Desde Alicante, la ministra de Sanidad, Leire Pajín, ha afirmado que el caso de Ramona Estévez supone "el mejor ejemplo" de la necesidad de regular por ley la denominada muerte digna, que tiene por objetivo "paliar el sufrimiento innecesario y el dolor en los últimos días de vida".
Se trata de la Consejería de Salud de la Junta, que ha instado al hospital Blanca Paloma de Huelva, concertado, a retirar una sonda nasogástrica a una paciente del centro, Ramona Estévez, ingresada por un infarto cerebral al parecer irreversible. Lo adelanta hoy El País y de la noticia se han hecho eco después medios de todo el mundo.
Esta ley, pionera en Andalucía, no tiene carácter estatal, ya que solo puede aplicarse en las comunidades de Aragón y Navarra, que siguieron los pasos de la andaluza.
No obstante, el Gobierno central ya dio luz verde a una propuesta de ley similar, que envió al Parlamento para su tramitación, aunque no se prevé que entre en funcionamiento en esta legislatura debido a la cercanía de las próximas elecciones generales, adelantadas al 20 de noviembre.
Según cuenta dicho periódico, fue el hijo de la paciente, José Ramón Páez, quien solicitó al centro la retirada de la sonda que le pusieron el 4 de agosto al entender que con ella "la habían convertido en una máquina".
Esta situación vulneraba la voluntad que la paciente había transmitido para los últimos días de su vida por lo que su hijo decidió, con ayuda de la Asociación Derecho a Morir Dignamente (DMD), interponer una queja ante la Consejería de Salud y el propio centro hospitalario; queja a la que la Junta respondió obligando al centro a retirarle la sonda.
Estévez ingresó el 26 de julio tras sufrir el infarto en el hospital público Juan Ramón Jiménez de Huelva donde los médicos, tras realizar un TAC, declinaron sondarla para "no martirizarla" porque "no sentía nada", si bien fue al ser trasladada al Blanca Paloma cuando los médicos optaron por la sonda como medida necesaria para alimentarla indicando a la familia que lo contrario estaba castigado con el Código Penal, por lo que esta accedió
Desde Alicante, la ministra de Sanidad, Leire Pajín, ha afirmado que el caso de Ramona Estévez supone "el mejor ejemplo" de la necesidad de regular por ley la denominada muerte digna, que tiene por objetivo "paliar el sufrimiento innecesario y el dolor en los últimos días de vida".
3 comentarios:
Si fue el deseo de la paciente, lo veo justo y necesario...
La mujer tenía 90 años y, según ha dicho su hijo esta tarde en Canal Sur, vivió muy bien toda su vida, por lo que no tenía sentido que ahora permaneciese más tiempo enganchada a una máquina que le bombeaba la sangre. Estoy de acuerdo con él.
Estoy a favor de la vida, pues soy creyente y católico, aunque no practicante, pero cuando se llegue a una situación como esta, en la que la paciente tiene tan avanzada edad y un mal de este tipo, irreversible por más señas, lo mejor que hay es no alargar la agonía ni el martirio a esa persona. Es mi opinión.
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