“Es la ley de
la selva, el más fuerte se queda con los recursos y, está claro, que el europeo
es más fuerte que el africano”. Esta respuesta de un profesor reconvertido a
pescador en ‘La pesadilla de Darwin’, con una mezcla de resignación y dignidad,
evidencia el sentimiento de las víctimas en el desastre de la globalización en
África que refleja este documental, de Hubert Saupert.
Este trabajo pone de manifiesto que
la introducción en los años 50, casi clandestina, de la perca en el lago
Victoria, no solo supuso un desastre
medioambiental en el mismo, ya que provocó la extinción de más de 210
especies de su fauna piscícola, sino también de carácter social.
Y es que esta especie, cuya población se disparó rápidamente, dio
lugar a una emergente industria privada de procesado y comercialización de
filetes destinados, exclusivamente, a la exportación al ‘primer mundo’, al que
en 2002 se destinaron 72 millones de kilos de perca.
Mientras tanto, quienes habitan
alrededor del lago no se pueden permitir ni siquiera comprar el pescado que
ellos mismos han capturado o han procesado y han de limitarse a consumir los
desperdicios de la industria procesadora y las espinas.
En concreto, son 25 millones de
personas las que viven en el entorno del lago tropical más grande del mundo,
más de la mitad de las cuales se encuentra en situación de desnutrición y a las
que la ayuda internacional destina, en el mejor de los casos, sacos de harina y
arroz.
Pero además, los aviones que acuden diariamente
para recoger filetes de la perca del Nilo, como se conoce esta especie, podrían
descargar otro tipo de ‘mercancías’: material
bélico con destino a las guerras del área central del continente africano,
según sugiere el documental. Las respuestas esquivas tanto de los pilotos
comerciales de la antigua Unión Soviética como de un pescador así lo hacen
temer.
De forma consciente o
inconscientemente, todos, en menor o mayor grado, hemos contribuido en Europa a mantener este desastre. Cada uno de
nosotros hemos aportado nuestro granito de arena comienzo filetes de ‘mero’,
nombre que aquí recibe la perca del Nilo, pensando que se trata de un pez
inofensiva, tal vez capturado en nuestras costas. De hecho, se calcula que en España el consumo a la semana
de perca se sitúa alrededor de las 150 toneladas, cantidad que cubriría las
necesidades básicas de proteína de gran parte de la población desnutrida del
entorno del lago, que abarca territorio de los países de Tanzania, Uganda y
Kenya.
Sin embargo, ante la indiferencia y
arrogancia de Europa, en el ‘tercer mundo’ sus habitantes han de conformarse con subsistir en la miseria y, en el mejor de
los casos, optar a que sus hijos se conviertan en ‘soldados’ o ‘semiesclavos’ y
sus hijas se conformen con ejercer de sirvientas o prostitutas.
Tras cientos de años de esclavitud y
colonialismo en África, la globalización que nos muestra ‘La pesadilla de
Darwin’ supone un nuevo ejemplo de humillación para este continente. Sin
embargo, el fenómeno de la pesca del Nilo también se ha dado en otros países
donde la explotación del petróleo, los diamantes o cualquier otro mineral han
supuesto miseria para los territorios donde se hallan y riqueza para quienes
los administran o importan.
Tras la realización de este
documental, que fue premiado en 2004, varias organizaciones pusieron en marcha
en España la campaña ‘No te comas el mundo’, para denunciar la pérdida de
soberanía alimentaria de los ciudadanos de muchos países, entre ellos los afectados
por el fenómeno de la perca del Nilo.
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