La animación de las calles, que se han quedado pequeñas ante la aglomeración de personas, pone de manifiesto que se ha convertido en una de las fiestas más queridas y esperadas por los olontenses.
A lo largo de los dos días de procesión, los vecinos le ofrecerán las tradicionales roscas de pan al santo, al que también le serán lanzados desde balcones, puertas y ventanas cientos de kilos de alimentos, golosinas y juguetes.
La Hermandad de San Isidro, por su parte, agasajará a vecinos y visitantes con más de 6.000 bocadillos, más de 1.500 litros de refrescos y una decena de barriles de cerveza.
Por su lado, el Ayuntamiento celebrará la tradicional gran paella que será degustada al mediodía del sábado en la barriada de San Rafael, mientras que el centro de menores Emaús ofrecerá un desayuno con chocolate el sábado y la residencia de ancianos Jesús de Nazaret un gazpacho al mediodía del domingo.
La procesión llega después de la romería que tuvo lugar a finales del pasado mes de abril en el propio recinto romero, donde cientos de vecinos y visitantes mostraron su devoción al Patrón de los agricultores.
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