sábado, 26 de abril de 2014

Temor entre los encerrados en la iglesia de Valdelamusa al contagio tras detectársele varicela a uno de ellos



Valdelamusa, 26.04.14.- El servicio médico de urgencias de El Cerro de Andévalo ha tenido que asistir hoy a uno de los vecinos de Valdelamusa que se encontraban encerrados en la iglesia de la localidad, según informó huelvahoy.com.

Tras presentar un cuadro de fiebre alta, el diagnóstico ha sido de varicela, lo que ha provocado el malestar y el temor del resto de encerrados a un posible contagio de dicha enfermedad.

“Más allá de nuestras reivindicaciones, donde cada cual considere si tenemos o no razón, existe una profunda falta de humanidad en las instituciones de nuestra provincia, a las que hemos remitido cartas y que ni siquiera han llamado por teléfono”, señaló el colectivo en un comunicado remitido, y advierte que “de lo aquí suceda, y si empeora la situación de nuestro compañero o los demás, MATSA será la única culpable; y así lo recordaremos siempre”.

Entretanto, los encerrados, una veintena, han cumplido este sábado una semana de en el interior de la iglesia de la localidad para reclamar “empleo digno y estable” en la empresa Matsa, que explota la mina de Aguas Teñidas, en Almonaster la Real.

Los vecinos se encerraron en la iglesia tras el oficio religioso del pasado sábado, y han asegurado, por medio de un portavoz, que mantendrán su postura hasta que les garanticen que la mina contrata a parados del pueblo.

Esto supone una nueva medida de fuerza después de que el pasado jueves marchasen a pie hasta las instalaciones de la empresa, donde fueron recibidos por el director de Recursos Humanos de la compañía, al que le entregaron un escrito con sus reivindicaciones, que se basan en el compromiso que en su día adquirió la firma con el Ayuntamiento en materia laboral.

Los vecinos sostienen que desde que abrió el proyecto minero de Aguas Teñidas han venido sufriendo “seriamente la pérdida de calidad de vida”, pues diariamente, han de sufrir “el intenso tráfico de camiones por una carretera por la que pasean los mayores y juegan los niños, el ruido constante, sobre todo por la noche y los temblores de tierra tras algunas detonaciones”.

A esto hay que sumar, según explican, la contaminación ambiental y lumínica y la “inseguridad” al multiplicar por veinte la presencia de coches y personas en este pueblo de unos trescientos habitantes, por lo que entienden que soportar todo esto “debería de ser compensado por la empresa dando empleo estable y digno” a los desempleados de la localidad.

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