domingo, 5 de octubre de 2014

La inmortalidad de la Señorita Gray



Tharsis, 05.10.14.- “La señorita Gray tenía las manos tan blancas como el nácar. Presumía siempre de una sonrisa de almidón adornada con sombrero de pluma, velo negro y cara de agradar (…)”. Así se refiere el poeta Ramón Llanes en su libro ‘Aguavieja, Crónica Amable de la Memoria de Tharsis’ a la última persona que fue enterrada, en 1988, en el ‘cementerio de los ingleses’ de dicha localidad. ‘In loving memory of Phyllis Tracey Gray’, reza en dicha tumba.

Nacida el 11 de noviembre de 1892 en la mina de Los Silos, fue hija de George Gray, natural de Glasgow, y de Mary Elizabeth Thornton, natural de Manchester, y es probablemente la persona que perteneció al equipo directivo de la Compañía de Tharsis que mejor recuerdo ha dejado entre los tharsileños que la trataron.

Recuerda Amigos de Tharsis su influencia entre los escolares, cuando en el mes de diciembre se les convocaba a recoger los premios que otorgaba la Compañía por asistencia o aplicación. “Aquella señora, que imaginábamos con una aureola de poder, presidía la mesa representando a la empresa donde trabajaban nuestros padres. Sus cuidados modales nos resultaban extraños en alguien considerada tan poderosa”, explica este colectivo en su blog.


La ‘Señorita Gray’ se interesaba por la situación de familias necesitadas, a quienes hacia llegar algún dinero. O por los trabajadores que habían sufrido algún accidente. Aunque tal vez su cometido más importante era la dirección de la Casa de Huéspedes, edificio dotado de las mejores comodidades de la época y que era un hotel de la empresa para agasajar a los visitantes que acudían a Tharsis. Allí, ella era estricta y exigente, a la par que generosa con sus trabajadores, haciéndoles regalos, según nos refieren familiares de quienes estuvieron a sus órdenes.


Cuentan quienes la conocieron que una de sus pasiones fue la ornamentación de dicho establecimiento, trayendo de diversos países plantas que llenaron de colorido los jardines del establecimiento.


Otra de sus recordadas tareas era el abastecimiento de medicamentos del hospital que regentaba y mantenía la empresa, situado frente a las instalaciones del Malacate, derruido hace años.


Desde Amigos de Tharsis se apunta “que acercarse a un personaje sin una fuente documental puede ser atrevido. No obstante, sí podemos constatar una opinión generalizada aprobando la labor desempeñada por la Señorita”.


Desde hace 26 años sus restos reposan en un camposanto junto a familiares de algunos de los promotores de The Tharsis Sulphur & Copper Company Limited, con sede en la ciudad británica de Glasgow y que en 1871, para trasladar a la capital la pirita que extraían de los yacimientos, abrieron al tráfico el ferrocarril Tharsis-Corrales, ya desaparecido.


Apellidos como Gordon o Crossman pueden leerse aún en la treintena de tumbas, que han logrado sobrevivir al estado general de deterioro que ha padecido este camposanto durante varias décadas, aunque en 2009 fue rehabilitado.

(Fotos: Amigos de Tharsis / Antonio S. Candilejo y libro de Ramón Llanes)

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