Trigueros, 25.01.15.- Había ganas tras un año de espera. Trigueros se ha echado a la calle,
literalmente, para procesionar junto a su Patrón, San Antonio Abad.
Desde un primer momento, la venerada imagen ha avanzado entre la
multitud por calles que se han quedado pequeñas ante el masivo flujo de
vecinos y visitantes.
Desde las 13.30 horas del domingo y hasta la medianoche del lunes, el
santo recorrerá la localidad y se parará en las 3.500 casas cuyas
puertas se encuentren abiertas. Serán cerca de 40 horas de procesión a
lo largo de la que se sucederán las tiradas de alimentos, entre los que
predominan las roscas, el chorizo, el bacalao e incluso jamones, que son
recogidos por las personas que siguen la procesión. Estas tiradas están
protagonizadas principalmente por asociaciones y dos de ellas por el
propio Ayuntamiento.
A lo largo del recorrido procesional, uno de los momentos más
intensos y emotivos será cuando San Antonio Abad se acerque al
cementerio, según coinciden al señalar muchos triguereños.
La alcaldesa de la localidad, Victoria Caro, explicó que las
fiestas tienen su arraigo en la historia de San Antonio Abad, el cual
vendió todas sus posesiones y entregó el dinero a los más pobres, al
tiempo que recordó que aunque el grueso de la fiesta se celebra este fin
de semana, desde principios de enero se están realizando actos, tales
como los tradicionales paseos de cerdos que se rifarán al término de la
fiesta y las hogueras conocidas como ‘las Candelas’.
La alcaldesa ha insistido en que esta fiesta guarda una gran
tradición religiosa y social, destacando que “la convivencia está por
encima de todo”, así como que se sigue conservando tal y como comenzó en
sus inicios, a lo que ha añadido que ya en el siglo XVIII hay
constancia de estas tiradas.
Del mismo modo, la primera edil ha remarcado que el Ayuntamiento
ha presentado la documentación necesaria ante la Junta de Andalucía para
que la fiesta sea declarada como Bien de Interés Turístico nacional, y
aún están a la espera de respuesta.
La fama de San Antonio Abad como protector de los animales no es algo
nuevo, pero en de Trigueros el santo tiene una particularidad que lo
hace único, ya que es un militante más del sindicato UGT desde hace 86
años.
Un carné de sindicalista que hace único a este santo, al que sacan en
procesión desde las 13:30 horas de este domingo por las calles de su
pueblo, aunque su originalidad no radica solo en su afiliación sindical,
sino que su propio recorrido ya es llamativo, ya que está en la calle
durante día y medio completo, y recorre absolutamente todos los rincones
del pueblo, incluidas todas las calles del cementerio.
La relación entre la imagen y el sindicato se inició en 1932, cuando
salió en procesión con el carné de la UGT colgado en el bolsillo,
sindicato al que se le había afiliado en 1929 al considerar que el hecho
de que San Antonio Abad repartiera sus tierras iba en concordancia con
la política de esta organización.
De hecho, la imagen se libró del expolio y destrozos que muchas
sufrieron durante la Guerra Civil, precisamente por tener ese carné, que
cita textualmente: “Nombre: Antonio Abad. Edad: 101 años. Profesión:
Santo. Vecino de Trigueros”.
Con esa premisa, la imagen fue respetada, y la que sacan en procesión
el último domingo de enero es la que siempre ha sido custodiada en su
parroquia, en un recorrido con gran cantidad de curiosidades, que se
realiza en un paso adornado de dátiles, la fruta típica del pueblo, que
siempre es portado a hombros de los vecinos de la localidad, que se
turnan para que siempre haya alguien bajo el paso, incluso durante la
madrugada.
Entre lo llamativo del cortejo, durante todo el trayecto, los
triguereños realizan las “tiradas” desde ventanas y balcones, desde
donde se lanzan todo tipo de alimentos, una tradición de la que solo se
excluyen a los animales vivos.
A pesar de la crisis económica, la tradición de las tiradas del santo
se ha mantenido, y desde algunas casas se llegan a lanzar hasta 6.000
euros en distintos productos, de los que destacan los jamones y
paletillas enteras que son arrojados a los pies del santo, y recogidos
por cualquier persona que se encuentren ante él.
A falta de recursos personales para ello, los vecinos se organizan en
grupos familiares o de amigos, y ahorran durante el año para comprar
todo lo necesario, hasta el punto de que el santo llega a estar detenido
más de veinte minutos ante una vivienda, mientras se tira desde su
balcón o desván todo lo que se ha preparado para este día.
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