Sevilla, 28.06.15.- El sofocante calor no
fue impedimento alguno para que Miguel Bosé hiciera vibrar a la legión de fans
que se dieron cita anoche en el auditorio Rocío Jurado de Sevilla para escucharle.
Un maduro,
sereno y a veces provocador Bosé interpretó la mayoría de los temas incluidos
en el último disco, que da título a la gira, ‘Amo’ y repasó algunos de sus
éxitos más conocidos.
De blanco
impoluto, tanto él como los integrantes de su banda, el cantante ofreció un
llamativo show en el que destacaron varias torres móviles que proyectaban
imágenes alusivas a las canciones que iban sonando, encadenadas, una tras otra,
sin apenas descanso.
El cantante
demostró que, tras cuarenta años cantando, sigue moviéndose en el escenario
como pez en el agua. Y eso pese a los 35 grados que marcaban los termómetros
cuando salió al escenario y que, bajo los focos, seguro
que serían algunos más.
En la recta
final del concierto, Bosé interpretó ‘Sevilla’, una de las más coreadas de la
noche. Las torres del escenario mostraban en ese momento imágenes de vírgenes
y, una de ellas, aparecía con la cara del propio artista. Fue tras esta canción cuando el artista hizo una confesión a medias ya que, aunque reconoció que le
unía algo muy especial con la ciudad desde hacía tiempo, no dio más pistas pese
a que el público no dudó en corear “que lo cuente, que lo cuente”. En cualquier
caso, Bosé se esforzó en agradecer a los sevillanos que, una vez más, lo
recibiesen con los brazos abiertos.
Entre el público, que prácticamente llenaba el aforo del auditorio, se mezclaban aquellos cuya edad comienza por cuatro o por cinco y jóvenes. Eso sí, tanto unos como otros podían presumir de saberse de memoria la letra de muchas de las canciones que sonaron.
Aunque algunos
esperaban un final apoteósico con baile, Bosé se despidió con baladas, no
faltando entre ellas aquella carta que escribió a nadie cuando tenía sólo 19
años y que se ha convertido en uno de sus clásicos: ‘Te amaré’.
(Fotos: Auditorio Rocío Jurado)
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