Pinturas policromadas halladas |
Huelva, 05.08.15.- Sorprendente hallazgo. Los trabajos de restauración en torno a la Iglesia de San Juan
Bautista de Gibraleón han puesto al descubierto un mausoleo del siglo
XVI que, según las investigaciones iniciales, fue propiedad del Duque de
Béjar y Marques de Gibraleón, Francisco III Diego López de Zúñiga,
mecenas de Miguel de Cervantes.
López de Zúñiga fue el que financió la primera edición de ‘El
Quijote’ y la persona a la que Miguel de Cervantes dedicó su obra
universal.
El hallazgo se produjo de manera fortuita la pasada primavera, según
ha explicado Juan Mandesis, presidente de la Asociación ‘Gibraleón
Cultural’ que es la que ha impulsado la restauración y la puesta en
valor de esa torre mudéjar.
“Nos encontrábamos analizando las condiciones en las que se
encontraba la torre, que no son buenas, debido al derrumbe de distintos
tramos de escalera, cuando se abrió una brecha y se derrumbó una pequeña
pared de ladrillo que había allí, tras cuyos escombros había un hueco”,
ha indicado.
Situado entre el presbiterio y la torre mudéjar de la parroquia, en
este hueco de apenas 2,5 metros de largo y 60 centímetros de
profundidad, advirtieron la existencia de un arco y de pinturas
policromadas con motivos florales, así como de una cartela ilegible,
pues apenas se advierten algunas letras.
Desde la asociación se puso el descubrimiento, del que hasta ahora no
se tenía constancia alguna, en conocimiento de Antonio Mira Toscano,
del Grupo de Investigación HUM-838 de la Universidad de Huelva.
Los resultados de su investigación, según ha avanzado el diario
Huelva Buenas Noticias, han sido publicados en el artículo ‘Un
descubrimiento para la historia de Gibraleón. Descubrimiento de una
cámara oculta en la parroquia de San Juan Bautista de Gibraleón: su
datación y destino’, en la revista Gibraleón Cultural.
En ellos se determina que se trata de un mausoleo construido en el
último tercio del siglo XVI, concretamente del arcosolio que el
Francisco III Diego López de Zúñiga, marqués de Gibraleón, construyó en
la época para enterrar allí a sus familiares.
Llegó a enterrar que se sepa, según Mandesi, a un hijo y una hija si
bien sus restos, así como otros que pudiera albergar este lugar, así
como los de los duques de Béjar, Francisco III y su hijo Alonso I Diego,
fueron trasladados entre 1621 y 1622 al arcosolio que su nieto, el
Duque de Béjar Francisco IV Diego, hizo construir en el Convento del
Vado de la localidad.
(Fotos: Gibraleón Cultural)
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