Huelva, 25.10.15.- Agentes de la Guardia Civil han logrado recuperar el teléfono móvil del que intentó desprenderse la joven almonteña María de los Ángeles Cala Márquez en el mismo aeropuerto Adolfo Suárez-Barajas, en Madrid, antes de ser detenida, cuando trataba de coger un avión a Turquía. La presunta yihadista lo tiró primero a un váter y después a una papelera, pero los agentes de Información del Instituto Armado que ya le seguían la pista pudieron detectarlo. Ahora tratan de ‘resucitarlo’ ya que resultó dañado al haber sido sumergido en agua. El análisis de ese aparato puede ser clave para la investigación de este y otros casos de captación.
La detenida, de 22 años de edad, portaba dos teléfonos y el que tiró al inodoro sería el más antiguo de los dos, según han señalado fuentes de la lucha antiterrorista que cita Europa Press.
Los investigadores no dudan de que la joven había sido asesorada sobre las medidas de seguridad que debía de adoptar antes de emprender su viaje y esa era una de ellas. Al hacer desaparecer el teléfono hacía desaparecer con él muchos elementos de prueba como por ejemplo conversaciones que le puedan comprometer a ella y a sus contactos. También puede aportar información sobre las aplicaciones móviles que usan para comunicarse. Todo eso van intentar esclarecer los expertos de la Guardia Civil.
Desde el momento en el que la joven abandonó su Almonte natal con destino al aeropuerto de Madrid, los agentes de Información establecieron un cerco de vigilancia sobre ella. Así vieron como Mari Ángeles Cala paró a mitad de camino para cambiarse de ropa y vestirse de acuerdo con su creencia religiosa, incluyendo un velo con el que se cubrió la cabeza. No era habitual que la mujer se dejase ver así en su pueblo, donde trabajó junto a su madre en un hotel en Matalascañas. Tras su arresto, la reacción general de sus vecinos fue de sorpresa, la describen como una chica normal y trabajadora.
Los expertos de la Guardia Civil que han seguido de cerca este ‘adoctrinamiento express’ de María Cala advierten de que en la mayoría de casos estos captadores engañan a las chicas sobre sus intenciones, su origen o incluso sus rasgos físicos. Buscan cortejarlas y para ello les prometen un futuro de felicidad a su lado que luego no se cumple. Hay casos incluso en los que los radicales esconden su verdadera identidad usando fotografías de jóvenes árabes atractivos en sus comunicaciones de Internet para ganarse el favor de muchachas como la joven almonteña.
Otro de los aspectos que investiga la Guardia Civil es un pasaporte español que portaba la joven y que pertenece a un joven de su entorno. No se descarta que la detenida se lo quitase sin que se diese cuenta siguiendo alguna petición de sus captores. Ese documento podría ser útil para algún radical a la hora de cruzar fronteras bajo otra identidad sin levantar sospechas. En el peor de los casos podría ser empleado por algún grupo yihadista para enviar a Europa a algún terrorista con órdenes de atentar.
Los pasaportes de países occidentales son un bien muy preciado para los grupos yihadistas que operan en Siria e Irak. Cuando les llega algún ciudadano occidental se les somete a un interrogatorio para comprobar que no son infiltrados y lo siguiente que hacen es quitarles el pasaporte. Le dicen que ya no necesitan un documento que representa a estados infieles dentro de esa concepción del mundo en el que no hay más fronteras que las religiosas.
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