viernes, 4 de noviembre de 2016

Muere una niña de 12 años por un coma etílico tras un botellón

Madrid, 04.11.16.- Una niña de 12 años falleció el pasado martes en el Hospital 12 de Octubre de Madrid tras ingresar el viernes 28 de octubre en un centro médico con un cuadro de coma etílico, según cuenta Luis F. Durán en El Mundo.
La pequeña se bebió junto a otros cuatro compañeros de su instituto una botella de ron y otra de vodka durante cuatro horas en un descampado de San Martín de la Vega conocido como Los Cerros.

Sobre las 23.00 horas la chica se desmayó y sus amigos se asustaron mucho. No sabían qué hacer y tampoco llamaron a ningún servicio de emergencia ni a la Policía.

Ellos mismos la trasladaron en un carrito de hierro de un supermercado al centro de salud situado en la Avenida del 12 de Octubre del municipio. Emplearon casi más de media hora en un recorrido de unos 500 o 600 metros.

En el centro médico, la pequeña fue reanimada y desde allí era trasladada por el Summa en estado muy grave al Hospital 12 de Octubre, según Emergencias Comunidad de Madrid.

Según los familiares, la niña estuvo en coma inducido hasta el pasado martes, cuando falleció. Los restos de la menor han sido incinerados este jueves en el tanatorio-cementerio de Parcesa en Alcobendas.

El Puesto de la Guardia Civil en San Martín de la Vega ha abierto una investigación de oficio para aclarar las circunstancias en las que falleció la menor, según la Comandancia de Madrid.

En la investigación abierta a título informativo, los agentes están indagando las circunstancias que rodearon el botellón celebrado el pasado viernes por la tarde noche en el conocido como parque de los Cerros. También están tomando declaración a los participantes y testigos de ese encuentro alcohólico. Por su parte, las autoridades judiciales también han incoado averiguaciones al respecto.

Al tratarse de una menor de edad, el Hospital 12 de Octubre, donde ingresó la niña en estado crítico la medianoche del viernes, comunicó horas después al Juzgado de Instrucción número 8 de Madrid lo ocurrido Los amigos de la niña mantienen que ella y sus allegados llevaban varios viernes acudiendo a la zona de Los Cerros para practicar botellón.

Se trata de una zona alejada del casco urbano que está repleta de botellas de vidrio, litronas y vasos de plástico. Un lugar alejado del casco Los vecinos de la calle Yeserías, cercana a Los Cerros, indican que el lugar es muy frecuentado por jóvenes durante los fines de semana para beber con tranquilidad sin que les acose la Policía Municipal. "Vienen aquí porque es un lugar alejado del casco y así se ocultan de la Policía", señala un joven.


Reacción del juez de Menores Emilio Calatayud (granadablogs.com)

Una chiquilla de sólo doce años ha muerto de una borrachera en Madrid. Fue en un botellón del último Halloween. Lo sentimos mucho por ella y por su familia. Descanse en paz. ¡Con lo que cuesta criar a un hijo Dios mío, y que se vaya así! Mañana saldrá el sol otra vez, pero no para esa niña ni para sus padres. Ellos saben que tienen una responsabilidad grande en lo ocurrido, pero también han perdido a una hija. No nos podemos poner en su piel.

Es un suceso dramático, pero también evitable. Lo que pasa es que, entre todos, hemos fabricado una cadena que acaba por ahogar a los niños, a los más indefensos. ¿Qué estamos haciendo con nuestros niños, porque son niños? ¿Quién vendió el alcohol a los menores? ¿Qué hacían sus amigos mientras ella bebía sin parar? ¿Y los padres de los amigos? ¿Qué hacían las autoridades? ¿Qué hacíamos todos nosotros, la sociedad entera, tolerando un fenómeno como el botellón? En Granada, hasta hace poco, había un sitio público destinado para que los jóvenes bebieran alcohol hasta hartarse? Si las autoridades toleran cosas así, ¿por qué va a ser malo beber hasta caer redondo?

Mañana, como decía antes, saldrá el sol y nos olvidaremos de esa niña. Y seguirá habiendo botellones a los que vayan menores. Pero también seremos muchos los que seguiremos recordando que la edad de inicio en el alcohol sigue bajando peligrosamente y que tenemos que luchar contra la banalización del alcohol. Aunque nos llamen pesados.

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