¿Despliegue de demagogia...?

“Despliegue de demagogia”. Así califica mi admirado Andrés Marín Cejudo en uno de sus últimos artículos la ocurrencia de la Conferencia Episcopal de meter al lince en el jaleo inmenso del aborto. Es decir: el Estado protege a esta especie amenazada, pero no a un indefenso feto. Cobra actualidad hoy este asunto pues el Episcopado celebra la Jornada por la Vida. Para ello, la Iglesia muestra un cartel con dos cachorros, uno de hombre y otro de lince. Sobre el segundo, se aprecia impreso el sello-salvoconducto de Protegido, que no viene a socorrer al rollizo bebé humano, que se presenta, de esta forma, indefenso. Pocos dudan de que el aborto debe estar regulado –precisa el periodista-, a no ser que se quiera volver a la clandestinidad que tan magistralmente retratara Luis Martín-Santos en las chabolas de Tiempo de silencio con largas agujas y otras artes ocultas. “Lo que ignoro es cómo. Es decir, dudo, lo cual me lleva a rechazar de plano cualquier posición maximalista. No creo que un grupo de células pueda ser llamado ser humano, pero tampoco sé exactamente cuándo empieza la vida", dice Marín Cejudo. A este respecto, nos preguntamos: ¿Puede considerarse ser humano a un grupo de células?, ¿Debe regularse el aborto?, ¿Es coherente que la Iglesia compare la protección al lince, especie en peligro de extinción, con un niño recién nacido?...