lunes, 6 de septiembre de 2010

La primera y única vez

Desde hace un mes, sale todos los días de su casa y se queda de pie, justo al lado del paso de peatones. No pide nada. No habla si no le preguntan, pero contesta amable si lo hacen. Confiada. Va vestida de negro de los pies a la cabeza. La gente la mira. Hay quien se acerca a hablar con ella. Está también el que llama a la Policía, como si el mero hecho de quedarse de pie, al borde de una avenida, fuera un delito. Es la historia de la que podría ser la Penélope a la que cantaba Serrat, sin bolso de piel marrón, con rasgos orientales, y residiendo en Cádiz. Lo cuenta en La Voz de Cádiz Mabel Caballero.
Se llama Kanako y es totalmente ajena al interés que ha despertado. Algunos la abordan con buenas intenciones, como las mujeres (varias) que le han preguntado si pueden ayudarla, si necesita algo. Pero también los hay con mala idea. Gente que sólo quiere enterarse, para hacer chistes, para satisfacer la curiosidad, como un entretenimiento, porque criticar y reírse de los demás siempre ha sido un pasatiempo desde que el mundo es mundo. Aquí y en cualquier otro lugar del planeta.
En una red social, esos lugares a los que la gente accede desde su casa para compartir fotos, intercambiar información con los amigos o apuntarse a grupos absurdos, como las señoras que llevan bolsas en la cabeza (qué risa) se ha creado un grupo de fans: 'la china de la avenida'. Categoría: Sólo por diversión-Clubes de fans.
De Chiclana a la capital
Kanako no es china. Es japonesa y cuenta -extrañada porque una periodista se interese por su historia- que llegó a España hace 20 años. Habla un español fluido, tamizado por un suave acento oriental. Dice que hasta hace ocho meses vivía en Chiclana, pero decidió trasladarse a la capital, donde alquiló una habitación.
Desde hace poco más de un mes todas las tardes se para en un punto concreto de la ciudad y espera a una persona. Sabe que vive por allí cerca y cree que él también sabe que ella está allí, aguardando, segura de que aparecerá. No falla ni los domingos. Dice que no hace daño a nadie y se extraña de que alguien haya formado un grupo en Facebook hablando de ella (que tiene ya más de 200 fans). También asegura que no estará allí para siempre, pero no tiene decidido hasta cuándo, ni tampoco lo que hará si le encuentra.
Kanako es escritora. Dice que las mañanas las dedica a trabajar en su casa. Sabe también que a quien busca nunca pasará por allí antes del atardecer, porque también acude a su empleo.
No tiene familia en España. Su historia podría ser la de la Penélope de la canción de Serrat. Punto por punto, sin su bolso de piel marrón, pero con la misma cara de tristeza. Sólo que a Joan Manuel nunca se le hubiera ocurrido crear un foro para debatir su presencia. Y mucho menos promover camisetas ilustradas con su estampa. (Foto: Miguel Gómez).

1 comentario:

PEDROHUELVA dijo...

muy interesante y tierna, esta entrada.

gracias.