jueves, 24 de mayo de 2012

Que hable después

Como en aquellas sevillanas, hay quien dice que el Rocío es mentira y vanidad. Sin embargo, el oficio de contar cosas ha querido llevarme esta mañana al paso de la Hermandad del Rocío de Moguer por el bello paraje de Montemayor, donde no he visto ni mentira ni vanidad alguna. He visto, eso sí, muchos rocieros de verdad. A los que no les importa el sudor ni el polvo del cansado camino porque van pensando, sobre todo, en la Señora de Pentescostés, cuya filial moguereña se acerca ya, por cierto a sus 300 años de trayectoria.
Por eso, a todo el que piensa que el Rocío es mentira y vanidad, tal y como indican las sevillanas, habría que recomendarles que vea la entrada de los romeros, como los bueyes se arrodillan, que vea el rosario de peregrinos, la llama de tantos cirios, la aurora besando el templo en ese lunes glorioso. Y que hable después.

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