Confidencialmente / Opinión.- O nos pasamos, o no llegamos. Y en este caso me parece que el Museo de Cera de Madrid se ha pasado tres pueblos retirando la figura de Isabel Pantoja de su exposición tras conocerse la condena de la que ha sido objeto. Que se sepa, la escultura de la tonadillera estaba allí como artista. Y que se sepa, hasta el momento no ha dejado de serlo.
Que los gestores del Museo hayan aplicado así su propia justicia a la cantante me parece patético. Entre otras cosas, porque ya la Pantoja tiene bastante con el calvario al que la someten día sí y día también las cotorras de lenguas sueltas a las que algunas televisiones pagan por escupir un sinfín de sandeces. Eso sin contar el juicio paralelo al que la somete la sociedad. Además de, lógicamente, la sentencia de los propios tribunales.
Siempre pensé que ese Museo, que no he conocido ni tengo la más mínima gana de conocer, pertenecía a la España casposa y rancia que tan poco me atrae. La decisión que ha adoptado con la Pantoja hace que me reafirme en este pensamiento.
Y que conste que no me considero fan de la intérprete de ‘Se me enamora el alma’.
Y no me vale que se recuerde que también se retiró la figura de Jaime de Marichalar después de que la Casa del Rey anunciara el divorcio de la hija mayor de los Reyes.
Esto es España. O nos pasamos, o no llegamos.
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