domingo, 23 de noviembre de 2014

Investigan si un barco onubense que naufragó en el s. XVII cargado de plata, es el hallado junto al Cabo de San Vicente




Huelva, 23.11.14.- Un equipo internacional de arqueólogos, fotógrafos y voluntarios, todos buceadores, han iniciado esta semana un trabajo de campo en la playa de Baaleira, junto al Cabo de San Vicente de Portugal, dentro del ‘Projeto Navio de Pedro Dias’, que trata de determinar si los restos de un barco hundido descubiertos hace dos años corresponden a los del patache que pilotaba el onubense Pedro Díaz y que naufragó en la zona en 1608.


En concreto, el pecio, dedicado al contrabando, había partido de Argentina y transportaba plata escondida en cajones de azúcar cuando fue sorprendido por una fuerte tempestad que le hundió en la también conocida como bahía de Martinhal.


Cuatro siglos después, el arqueólogo subacuático Claudio Lozano, en una de sus frecuentes inmersiones, localizaba casualmente vestigios de una nave que podrían corresponder a dicha embarcación.


Al investigador onubense, que realizaba esta sesión de buceo junto a varios bomberos, uno onubense y dos portugueses, le llamó la atención la naturaleza de los restos hallados, que relacionó con la nave de Pedro Díaz, lo que puso en conocimiento de las autoridades lusas.


Desde entonces, el ‘Projeto Navio de Pedro Dias’, trata también de poner en valor la riqueza de la arqueología subacuática del lugar. Y es que esa zona, situada a la altura del municipio de Vila do Obispo, era utilizada como refugio por parte de muchas embarcaciones, por lo que estima que su fondo marino atesora restos de diversos naufragios.


La investigación llevada a cabo en los últimos años no ha logrado constatar que los restos hallados pertenezcan al citado patache, aunque la localización de dos piezas de artillería y otros indicios apuntan en sentido afirmativo. En cualquier caso, los trabajos arqueológicos continúan en la bahía.


De confirmarse que se trata del barco de Pedro Díaz, se trataría de un hallazgo relevante, sobre todo para la historia de la construcción naval y de la navegación del siglo XVII, ya que nunca se ha documentado en la historia de la arqueología un barco de estas características. Y es que, además, no existen planos ni certeza sobre cómo se construían estas naves, de las que apenas se sabe que son embarcaciones de vela con dos palos, muy ligeras y de poco calado. Se trata de una mezcla entre un bergantín y una goleta, que en sus inicios fue un barco de guerra. Posteriormente, también se utilizó para fines civiles o de aprovisionamiento, y solía ser de unas 30 toneladas.


El proyecto para el estudio y localización de dicho navío nace de la colaboración entre el Institute of Nautical Archaeology de Estados Unidos, el Centro de História de Aquém e d’Além-Mar de la Universidade Nova de Lisboa y Universidade dos Açores, la Câmara Municipal de Vila do Bispo, Subnauta y la Associação Dinamika.



La iniciativa está dirigida por los arqueólogos subacuáticos George Schwarz y Tiago Miguel Fraga, ambos con una vasta experiencia en este tipo de actividades.

Por cierto, es poco probable que pueda hallarse parte de la plata que transportaba el pecio cuando se hundió. Documentos del siglo XVII constatan que trabajadores de la almadraba buceaban entonces hasta el barco para llevarse parte del botín. Cuentan algunos que hubo incluso quién ofreció de recompensa un tercio de la plata recogida ilegalmente en el barco a aquel que la entregara.

(Fotos: Virgilio Rodrigues – Navío Pedro Díaz / Facebook)

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