Gibraleón, 31.05.15.- (Leído en HuelvaHOY) Juan Luis Alemán Muñiz no ocupó cargo alguno de relevancia. Ni de él hablaron los medios de comunicación.
Pero, sin duda alguna, es de esas personas que, por como fueron y lo que hicieron, dejan una innegable huella al marcharse de este mundo.
Juan Alemán, como se le conoció en Gibraleón, fue un hombre
polifacético, además de generoso, que formará parte del paisaje de
ciudadanos que contribuyeron a engrandecer el pueblo que le vio crecer y
finalmente morir.
Se cuenta en uno de los últimos números de la revista Gibraleón
Cultural que este olontense ejerció como taxidermista, escultor,
dibujante, pintor, técnico en radio y televisión, poeta, actor de teatro
o agricultor pero, sobre todo –y esto lo añadimos nosotros-, para
muchos será recordado por el oficio de fotógrafo.
Juan Alemán falleció no hace demasiado tiempo dejando una extensa
biblioteca en la que predominan libros de arte, música y poesía, que
prueban su pasión por diversas disciplinas artísticas.
Y es que, esta afición le llevaría a estudiar en su juventud en la
Escuela de Artes y Oficios Santa Isabel de Sevilla, donde se adentraría
aún más en el dibujo para luego continuar con la pintura.
De igual modo, en la escultura se inició con el barro para pasar luego por la escayola.
También fue amante de la música clásica, sobre todo de Chopin y
Mozart, y por la música de piano. Pero además, se declaraba fiel devoto
de Antonio Machín y de sus boleros, atesorando una completa colección de
los discos en vinilo del recordado cantante.
Juan Alemán fue reservado pero, al mismo tiempo, cercano a las
personas, en una mezcla en la que no se sabe si fue más extrovertido que
introvertido o viceversa.
Eso sí, su condición física le supuso algunas limitaciones, ya que
nació con una luxación en las caderas, aunque él siempre se esforzó por
llegar más lejos, y se movía con total independencia en bicicleta. Es
más, llegó a tener motocicleta y coche, pero los utilizó en contadas
ocasiones.
En definitiva, un artesano de la imagen, polifacético, que deja un notable vacío tras su fallecimiento en la vieja Olont.
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