Al igual que en estos tiempos de igualdad y tolerancia a raudales no sería políticamente correcto ridiculizar al principal referente de cualquier otra religión que no sea la católica, se hace obligada la pregunta de si es necesario buscar la polémica (algunos van más allá y hablan de provocación) con fotos como la del actor Asier Etxeandia, caracterizado como Jesucristo con un crucifijo entre las piernas.
Dicen que este revuelo ha sido la gota que ha colmado el vaso de la paciencia de la actriz Blanca Portillo y su compañera en la dirección del Festival de Mérida, Chusa Martín.
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