jueves, 6 de octubre de 2011

Genaro dice que los halló muertos

El detenido en relación a la muerte de una mujer y su hijo en una aldea de Almonaster la Real, Genaro Ramallo Guevara, asegura que encontró sin vida a ambos. Lo hace en una carta remitida a Odiel que fue escrita tres días antes de su detención en la localidad fracesa de Toulouse y que se publica hoy.

Esta es la información que firma el periodista Igor R. Iglesias:

Genaro Ramallo tenía dos vidas, dos parejas, muchas amantes esporádicas, varios hijos, un campo. “La que era por entonces mi mujer y mi hijo hacían camping en una propiedad que yo adquirí cerca de Almonaster. Fue allí donde encontré sus cuerpos sin vida”.
Así lo confiesa en una carta remitida a esta redacción el detenido por los asesinatos de María del Carmen Espejo y el hijo de ambos, Antonio Ramallo Espejo, que contaba con cinco años de edad en 1988.

Genaro llegó “hace más de 25 años a la ciudad de Huelva”, indica en el encabezado de la carta. “Sus vecinos me acogieron como a un hijo pródigo más que como a un hijo de la emigración”, sigue.

La carta pretende dar una somera explicación sobre quién es realmente, más allá de lo que socialmente pudieron conocer en Huelva y Almonaster sus amigos, alumnos y conocidos, y sobre lo que pasó el día de los hechos.

De este modo, se dirige a “los que tuvieron relación conmigo en cuanto alumnos, a sus padres, a los compañeros de armas en este duro oficio de ganarse el pan, examinándonos con cada examen de nuestros alumnos”. Todas estas personas determinan, según indica, “toda lo que soy y tengo”, ya que esto “se lo debo a ellos y a ellos les debo también esta explicación”, escribe.

En la carta niega los asesinatos: “No soy un uxoricida (hombre que mata a su pareja) y menos un infanticida”, recoge el escrito recibido por Odiel.

A su favor, dice que “soy un profesor de clases de refuerzo, que a los bondadosos ojos de mi alumnado, no desmerece como enseñante”.

En su contra, confiesa que “como pareja y marido, pésimo”. En este sentido, indica que “la infidelidad me ha perseguido siempre como túnica de hierro por todos mis caminos”. Dicho esto, Ramallo Guevara explica que “en la época de los luctuosos hechos, yo compartía mi vida entre dos casas y dos mujeres y aún no sé por qué extraña matemática sacaba tiempo para ocasionales deslices”.

En el reverso de la carta continúa al hilo de esto y concretando aún más sobre las circunstancias de la muerte y el secretismo sobre su verdadero yo, pues, de sus palabras se deduce que la vida que se había montado en Huelva era un teatro; de éxito, pero teatro.

“No pretendo, en mis circunstancias, hacer chistes”, dice en referencia a sus confesos amoríos, “pretendo bosquejar un poco solamente la compleja situación que me ha llevado a la clandestinidad”. Tres puntos suspensivos le valen al autor de la carta para volver a referirse a su continuo hedonismo: “Amaba la vida y me la quería beber a grandes tragos”, expresa, usando otros tres puntos suspensivos.

Es en este momento de la misiva en la que explica cómo encontró, según su testimonio, a María del Carmen y hijo Antonio. Según el detenido, madre e hijo estaban de camping cuando Genaro halló sus cuerpos. Lo siguiente que dice al respecto es que “aquel fatídico día la desgracia llamó a mi puerta”. Y de nuevo, el misterio, con otros tres puntos suspensivos.

Pero para Genaro, tiene sentido no soltar prenda: “Es muy difícil resumir en una carta la complejidad de circunstancias que obligan a un hombre a mentir y tampoco son de este lugar”, sugiriendo de nuevo la idea anteriormente indicada de manera expresa sobre una supuesta vida en la “clandestinidad”. Lo siguiente son preguntas, cuya respuestas se las guarda para sí, con más puntos suspensivos: “...¿que dónde estaba yo? ... ¿con quién?”.

Genaro Ramallo concluye la carta expresando que “sólo quiero que la opinión pública de Huelva y, sobre todo, los que me conocen sepan que algunas veces la verdad se halla alejada de la realidad que presentan los hechos”.

El detenido firma así: GRamalloG, indicando su DNI, que ha sido cotejado con un documento de identidad al que ha tenido acceso este periódico. El DNI que aparece en la carta corresponde a un número de Huelva otorgado en torno a 1992.

En la carta, aún queda espacio, a pesar de que está escrito en un pequeño papel amarillento de unos 10 centímetros de largo y ancho, para una posdata, donde aprovecha para desvincular del asesinato a su otra pareja: “Si de esta carta pudiera colegirse la mínima sospecha sobre mi segunda exmujer, afirmo categórico que no hay nadie más inocente”.

El propio Genaro Ramallo Guevara escribió una carta antes de ser detenido “al director de Odiel Información”, según figura en el sobre de la misma, carta sellada en San Cugat del Vallés (Barcelona) el pasado 27 de septiembre, tres días antes de ser detenido en la ciudad de Toulouse (Francia).

La carta está escrita en la página en blanco número uno de un libro, que Genaro recortó con unas tijeras antes de remitir el escrito a Odiel.

Es posible, que dada su afición a la poesía (él mismo escribió un libro de poemas en 1992, dedicando uno a su hijo Antonio, hecho anecdótico publicado este pasado fin de semana por una página web de información sobre Huelva) la carta esté escrita en una de las páginas de un libro de poemas, el primero, concretamente, cuya extensión habría dejado espacio suficiente para el pequeño escrito remitido a Odiel.

Genaro comienza la carta utilizando letras minúsculas, pero desde el segundo de los trece párrafos el resto de la misma está escrita con letras mayúscula, quizás en aras de facilitar la comprensión, como quien necesita explicarse públicamente, ante la opinión pública de Huelva, a la que se dirige.

La carta fue recibida en esta redacción en la mañana de este 4 de octubre. A la una de la tarde, el comisario de Huelva recibía el original. Por la tarde, la Policía de Sevilla se hacía con ella.

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